Resumamos lo que sabemos de cierto sobre nuestra economía. En primer lugar, el IPC global se ha frenado. Esto dice poco, por supuesto, de la inflación subyacente; menos aún de la inflación implícita en el producto interior bruto (PIB), cuyo pésimo comportamiento en 1986 nunca ponderaremos bastante. Tampoco aclara las cifras de la media de precios del año que concluye en mayo de 1987, y que parece que no muestran una cara tan optimista.
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