El rumor es ya casi noticia. Severiano Ballesteros deja España huyendo de la Hacienda. Abrumado por los impuestos que ha de pagar, está terminando de deshojar la margarita de su posible traslado de residencia a Mónaco, auténtico paraíso fiscal y cuyo Club de Golf de Montecarlo le ha hecho una tentadora oferta profesional y económica para servirle de representante a nivel deportivo.
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