La tarde del 27 de junio hubo sangre en la Plaza de Algeciras. No fue en la arena, sino en sus puertas, cuando apretaba el calor con más fuerza. Eran las tres y media de la tarde. Carlos Corbacho Román, 47 años, empresario taurino, tomó asiento en su coche. Junto a él estaban Juan Casas y Emiliano Mera. Todo fue demasiado rápido. De un rincón junto a la plaza apareció un hombre, un novillero joven, Pedro Castillo Iglesias, 23 años, que sin mediar palabra se precipitó hacia Corbacho. Castillo empuñaba un estoque y lo clavó varias veces en el cuerpo del empresario.
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