Dicen que la explosión de las libertades civiles ha traído a nuestro país más de doscientas historias de cuernos, de separaciones matrimoniales y de divorcios entre la clase política. Parece que ese dicho inglés de que la política hace extraños compañeros de cama sea verdadero también en su sentido literal. Los políticos cambian con facilidad, no sólo de compañeros de ideologías, sino también de compañeras de alcoba. O sea, que cambian de ideas como de chaqueta, y cambian de hembra como de ideas. "Por el cambio", predican, y lo primero que hacen algunos es cambiar de señora.
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