Después de siete meses en el poder, Antonio Hernández Mancha trata, desesperadamente, de afianzar su liderazgo en la derecha española. En el balance de su gestión hay muchos puntos oscuros que pueden acabar por arruinarle si no mantiene encendida la esperanza razonable de una victoria electoral en las elecciones de 1989. A ese objetivo se dirigen todos sus esfuerzos. La estrategia para realizarlo ya está incubada. El "baile" empieza en septiembre.
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