El presidente de la Liga no le dejó abandonar el plan de saneamiento y le pidió, posteriormente, un presupuesto más real. La Liga Profesional no veía justificados esos 500 millones de beneficios. Gil respondió el catorce de julio con este presupuesto previo: 1.290 millones de ingresos, 1.240 de gastos... y la posibilidad razonada de ganar 525 millones más. Pero Gil no se contentó con esto. Ante la desconfianza del Fútbol Profesional, buscó el apoyo del Consejo Superior de Deportes, y remató la faena...
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