El cambio tecnológico ha sido un tema constante en la guerra naval y la estrategia marítima. Cada nueva arma o sistema suscita una respuesta. En la Primera Guerra Mundial, sería el submarino; en la Segunda Guerra Mundial, el portaaviones; y en la Guerra Fría, el submarino de propulsión nuclear se transformará en el buque capital. Desde entonces, la tecnología ha avanzado rápidamente, pero las misiones no han cambiado. Esa es la razón por la que España compró submarinos en 1915 y ha seguido confiando en ellos. ¿Por qué no fabricar entonces un submarino de propulsión nuclear? Esta pregunta ha sido un dilema a lo largo de los años, con proyectos que no salieron del mero planteamiento de requisitos y que esperamos responder aquí.
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