la iconografía de la Virgen como Divina Pastora de las Almas constituye una de las escasas novedades temáticas en el arte español del siglo XVIII. Su extraordinario éxito popular responde a la predilección suscitada por la vida bucólica en la sociedad de la época, merced a su introducción en la ópera y el teatro. La perspectiva histórica y la proyección artística de dicho asunto en la escultura barroca malacitana completan el objeto de análisis del presente trabajo
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