El 10 de febrero de 1877, tras casi nueve años de guerra, el general Arsenio Martínez Campos conseguía llegar a un acuerdo encaminado a poner fin a las hostilidades en Cuba. El convenio, suscrito con los representantes cubanos en Camagüey, debía ser aceptado por las fuerzas independentistas actuantes en otras regiones, un complicado proceso cuya culminación tomaría algo más de un año. La Guerra de los Diez Años concluía para los cubanos en un fracaso, pero la aspiración a la independencia distaba de haber desaparecido. Un nuevo estallido bélico en agosto de 1879, la Guerra Chiquita, pese a su brevedad, se encargaría de demostrarlo. Con la Paz del Zanjón España había conseguido preservar su soberanía en Cuba; hacerla perdurable dependería de su capacidad para reformar el sistema de gobierno y aportar soluciones a los problemas de la sociedad cubana.
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