La democracia es lucha por la democracia, porque entraña un compromiso de avanzar hacia una sociedad más justa, que es siempre algo que se conquista con la fuerza de las ideas y de las mayorías sociales. Es llamativo que en España convivan de forma paradójica claros avances conseguidos con expresiones reactivas e inquietantes que sitúan a la vida política, y en cierta medida a la convivencia social, en una deriva impropia y negativa para la democracia. Y no menos paradójico es que el momento político de alta tensión que vive el país en estos momentos coexista con una situación económica y social indiscutiblemente favorable.
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