La dimisión del alcalde de Burgos, José María Peña -condenado a doce años de inhabilitación- se convirtió la semana pasada en piedra de toque para el presidente del PP, José María Aznar. Aunque el asunto fuese de carácter local y no implicaba malversación de caudales públicos, estaba en juego la credibilidad misma de la oposición. Tras varios días de tira y afloja, Peña presentó, al fin, su dimisión.
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