Valoración del jurado: Se trata de una casa que desafía las convenciones de la tradicional arquitectura doméstica unifamiliar y dado el denso contexto urbano que la rodea encuentra una relación única con la luz y el aire, revelándose heredera de modelos tradicionales mediterráneos característicos de la ciudad de Barcelona como son los patios góticos y sus valores bioclimáticos y de bienestar. La sorpresa y la magia residen en la elegante solución estructural que consiste en cuatro columnas que sostienen un vacío que riega de luz el centro del espacio y provoca una sensación de ingravidez. Las necesarias piezas habitacionales de un programa residencial encuentran su lugar en un corsé oblicuo, generando umbrales gruesos e irregulares que evocan los muros gruesos de los castillos escoceses. Esta fusión de lo habitable con lo escultural crea una experiencia espacial única y dinámica acentuada por el uso innovador de un solo material. Un hormigón “pobre” hecho en obra con poco cemento y una selección de arenas y gravas que, aplicada con una técnica de compactación similar a la de la tapia, es una solución monolítica que se presenta muy robusta y con mucha inercia térmica. A medio camino entre una arquitectura excavada, una cantera a cielo abierto, y una villa pompeyana, la vida se desarrolla alrededor del patio central.
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