Jaén, España
En nuestro ordenamiento jurídico, la recepción de las obras de urbanización se admite de tres maneras: expresa, tácita o presunta. Con la recepción, se produce la cesión de las obras a la Administración actuante, por lo que la jurisprudencia tradicional ha manifestado que la misma debe ser expresa y formal, exigiendo que la persona responsable la ofrezca en debidas condiciones y que la autoridad competente las acepte mediante acto expreso, haciendo prueba plena de que las obras se han ejecutado conforme a proyecto y a la normativa que habilitó su aprobación. La recepción presunta (por acto presunto) es la que acaece por la operatividad del silencio positivo. Ahora bien, la singular excepción a esta aceptación formal de recepción, quizás la más controvertida de todas, se produce con la llamada “«recepción tácita»”, producida por la constancia de actos propios y concluyentes de la administración que permitan inferir que aquellas obras de urbanización que han de ser recepcionadas formalmente se han ejecutado (con mayor o menor formalidad o destreza) y ya están sirviendo para el fin previsto, de uso y servicio públicos. Con esta reciente sentencia del Alto Tribunal no sólo se ha refrendado esta posibilidad de recepción informal, sino que ha extendido su casuística, encontrando algún acomodo en las últimas normas urbanísticas publicadas
In our legal system, the reception of urbanization works can be admitted in three ways: express, tacit or presumed. With reception, the transfer of the works to the acting Administration takes place, which is the reason why traditional jurisprudence has stated that it must be express and formal, requiring the responsible person to offer it under due conditions and the competent authority to accept it by express act, providing full proof that the works have been executed in accordance with the project and the regulations that enabled its approval. The presumed reception (by presumed act) is what occurs due to the operation of positive silence. However, the singular exception to this formal acceptance of reception, perhaps the most controversial of all, occurs with the so-called “tacit reception”, produced by the evidence of the administration's own and conclusive acts that allow it to be inferred that those urbanization works that are to be formally received have been executed (with a greater or lesser degree of formality or skill) and are already serving the intended purpose of public use and service. With this recent judgment from the High Court, not only has this possibility of informal reception been endorsed, but it has also extended its casuistry, finding some accommodation in the latest urban planning regulations published.
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