Juan Manuel Rodríguez Caso, Paulina Cruz Castañeda
La moralidad se ha considerado como una de las características fundamentales que nos hacen humanos, siempre en el entendido de que eso nos hace un organismo diferente, y, sobre todo, superior al resto de animales. El origen y desarrollo de esa característica distintiva se ha buscado abordar desde perspectivas filosóficas y biológicas, situación que ha derivado en ocasiones en posturas encontradas, en las que los extremos dominan la discusión. Uno de esos extremos es el determinismo biológico defendido por la psicología evolucionista. En términos generales, se asume que la moralidad tiene un origen exclusivamente biológico, es decir, es una adaptación resultante del proceso evolutivo. A partir de eso, se rechaza explícitamente el papel que pueden jugar en el desarrollo de la moralidad factores externos como el ambiente, que en términos humanos se ejemplifica con la cultura. Dada esta limitación, es necesario resaltar el papel de la diversidad cultural como la base sobre la que se desarrollan y se han desarrollado diferentes tipos de moralidad a lo largo de la historia de la humanidad.
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