Nos dice el autor que la inmediatez nos abruma. Que no tenemos tiempo ni para pensar y que al final del día, del tiempo transcurrido en nuestras vidas, todo lo que hemos hecho se convierte en olvido. Las comunicaciones-hoy nos abruman no solo con informaciones, sino con experiencias que van desde el consumo de videos hasta los selfies, las fotos, los Whatsapp… y paremos de contar. La conclusión a la que llega el articulista no puede ser más pesimista: “¿Verdaderamente compartimos? ¿Realmente meditamos, concentramos, reunimos, interpretamos los instantes que compartimos? ¿Qué hacemos para digerir la información que nos llega?
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