La autora examina dos momentos clave del desarrollo psicoafectivo del ser humano en la sociedad occidental de hoy día: el periodo perinatal y la adolescencia. Describe el primero de estos dos periodos bajo el punto de vista del desarrollo de la atención y de los procesos de simbolización. Destaca que ciertos factores ambientales pueden dañar de forma permanente la memoria implícita y la atención perceptiva innata, causando un problema de la organización sensoriomotriz, e incluso una renegación del principio de realidad. Subraya la necesidad del niño pequeño de renunciar a su control sobre sus objetos de amor, en un trabajo de duelo y de interiorización indispensable para el desarrollo del pensamiento y de la simbolización.
La autora examina a continuación el impacto sobre los adolescentes de hoy, de las nuevas configuraciones familiares, de la sociedad a causa de los confinamientos por la pandemia, de la catástrofe climática, del retorno de la guerra en Europa, de la inmigración y de la miseria, con la utilización de la revolución digital como recurso principal en la cultura y en las redes sociales.
Concluye con una reflexión sobre las nuevas exigencias hacia los psicoanalistas en el ejercicio de su 'profesión imposible' -como la denominó Freud-, sobre todo la necesidad urgente de diferenciar sin descanso, en el diálogo con sus pacientes, la lógica de lo inerte -ligada a la inteligencia artificial- de la lógica del ser vivo, ligada al pensamiento simbolizante y creador.
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