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Paciente con trastorno de la conducta alimentaria: caso clínico

  • Autores: Alicia Ana Gella Bitrián, Ana Retornano Montolar, Alvaro Maza Rufas, Maria Leiva Fuertes, Ana Vinué Aisa, Ana Pero-Sanz Vela
  • Localización: Revista Sanitaria de Investigación, ISSN-e 2660-7085, Vol. 5, Nº. 4, 2024
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • español

      Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) constituyen son un grupo de afecciones caracterizadas por la presencia de creencias negativas relacionadas con la comida, la forma corporal y el peso, acompañadas de conductas que abarcan desde la restricción extrema de la ingesta hasta episodios de atracones, ejercicio excesivo, provocación de vómitos y uso de laxantes. Estas condiciones pueden alcanzar un grado de gravedad significativo, impactando negativamente en la calidad de vida y generando múltiples complicaciones tanto físicas como psiquiátricas1.

      La etiología de los TCA es un área de investigación compleja, si bien se reconoce la influencia de factores genéticos y psicológicos individuales en estrecha interacción con factores medioambientales, familiares y socioculturales. Los TCA son especialmente prevalentes entre jóvenes y adolescentes, mostrando una incidencia mayor en mujeres, y presentando tasas significativas de morbimortalidad1.

      Los criterios diagnósticos para los TCA se encuentran delineados en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)2 y en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10)3, teniendo en cuenta indicadores como el Índice de Masa Corporal (IMC) y la distorsión de la percepción de la imagen corporal. Dentro de esta categoría, se identifican diversos subtipos, incluyendo la Anorexia Nerviosa (AN), la Bulimia Nerviosa (BN) y el Trastorno por Atracón (TA).

      La anorexia nerviosa (AN) es un subtipo específico de TCA caracterizado por un peso corporal anormalmente bajo, un temor intenso a aumentar de peso y una percepción distorsionada de la forma y el peso corporal. La AN puede manifestarse en dos formas principales: el tipo restrictivo, donde la pérdida de peso se logra a través de la restricción de la ingesta, el ayuno y/o el ejercicio excesivo; y el tipo purgativo, que implica episodios recurrentes de atracones seguidos de comportamientos purgativos, como el vómito autoinducido o el uso inapropiado de laxantes, diuréticos o enemas4.

      Los síntomas de la anorexia nerviosa pueden aparecer típicamente entre los 10 y los 30 años, siendo más comunes en la adolescencia temprana y media. A menudo, el inicio de este trastorno pasa desapercibido para la familia, ya que puede comenzar con una dieta supuestamente inocua para perder peso con motivo de un evento específico4,5.

      El tratamiento de los TCA requiere un enfoque multidisciplinario que involucre a profesionales de la medicina, la psiquiatría, la endocrinología, la enfermería y otras disciplinas relevantes, y que utilice diversas estrategias terapéuticas5.

      Es importante destacar que la anorexia nerviosa es una enfermedad grave que puede tener consecuencias médicas y psicológicas severas, incluidas complicaciones físicas graves e incluso la muerte4.

    • English

      Eating disorders (ED) constitute a group of conditions characterized by the presence of negative beliefs related to food, body shape, and weight, accompanied by behaviors ranging from extreme food intake restriction to episodes of binge eating, excessive exercise, vomiting, and laxative use. These conditions can reach a significant level of severity, negatively impacting quality of life and leading to multiple physical and psychiatric complications1.

      The etiology of EDs is a complex area of research, although the influence of individual genetic and psychological factors in close interaction with environmental, familial, and sociocultural factors is recognized. EDs are especially prevalent among young people and adolescents, with a higher incidence in females and significant rates of morbidity and mortality1.

      The diagnostic criteria for EDs are outlined in the Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5)2 and the International Classification of Diseases (ICD-10)3, taking into account indicators such as Body Mass Index (BMI) and distortion of body image perception. Within this category, various subtypes are identified, including Anorexia Nervosa (AN), Bulimia Nervosa (BN), and Binge Eating Disorder (BED).

      Anorexia nervosa (AN) is a specific subtype of ED characterized by abnormally low body weight, intense fear of weight gain, and distorted perception of body shape and weight. AN can manifest in two main forms: restrictive type, where weight loss is achieved through food restriction, fasting, and/or excessive exercise; and purging type, involving recurrent episodes of binge eating followed by purging behaviors such as self-induced vomiting or inappropriate use of laxatives, diuretics, or enemas4.

      Symptoms of anorexia nervosa can typically appear between the ages of 10 and 30, with a higher prevalence in early to mid-adolescence. Often, the onset of this disorder goes unnoticed by the family, as it may begin with a seemingly innocuous diet to lose weight for a specific event4 5.

      The treatment of EDs requires a multidisciplinary approach involving professionals from medicine, psychiatry, endocrinology, nursing, and other relevant disciplines, employing various therapeutic strategies5.

      It is important to highlight that anorexia nervosa is a serious illness that can have severe medical and psychological consequences, including serious physical complications and even death4.


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