Riobamba, Ecuador
El presente estudio tiene como objetivo identificar y valorar los distintos parámetros y actitudes relevantes que intervienen actualmente en la colaboración entre ingenieros y arquitectos en el desarrollo de los proyectos, destacando y analizando en detalle la contribución del diseño estructural en la arquitectura contemporánea. El origen de las formas fracturadas, informes y angulosas que caracterizan la arquitectura de finales del siglo XX y comienzo del XXI no se debe a la aparición de nuevos materiales, sino al extraordinario desarrollo tecnológico de las técnicas auxiliares de proyecto y ejecución, a la profundización del entendimiento estructural y a la mejora de las propiedades de los materiales estructurales conocidos, así como al menor peso que actualmente tienen los factores económicos en el proyecto.
Este nuevo contexto arquitectónico ha modificado radicalmente los parámetros que rigen el papel de la estructura en el proyecto y la relación entre ingenieros y arquitectos, planteando la cuestión sobre si los ingenieros pueden y deben adoptar una posición creativamente activa, proponiendo nuevas formas de contribuir en el diseño estructural que permitan guiar la nueva libertad formal adquirida por los arquitectos.
Las posibilidades técnicas y constructivas actuales hacen que no sea necesario unificar y establecer los órdenes estructurales, lo que ha propiciado un proceso de distorsión del orden arquitectónico clásico y los sistemas estructurales tradicionales. Así, las estructuras alteradas encuentran en estas distorsiones el recurso con el que sorprender y provocar intencionadamente al espectador, definiendo sistemas poco frecuentes y espacios desconcertantes que no le dejan en modo alguno indiferente. Por otra parte se ha producido recientemente en la arquitectura un interés por la vuelta de la estructura a la piel del edificio, identificando nuevamente estos dos elementos estructura resistente y piel exterior, que el movimiento moderno se había disociado.
Finalmente, la contribución y desarrollo del potencial compositivo y formal de la estructura en la arquitectura contemporánea implican una forma de trabajar y un planteamiento del proceso de diseño determinados, basados en la colaboración y la complementariedad en los sistemas de trabajo y en la concepción evolutiva e integradora de los procesos de diseño.
The present study aims to identify and evaluate the different parameters and relevant attitudes that currently intervene in the collaboration between engineers and architects in the development of the projects, highlighting and analyzing in detail the contribution of structural design in contemporary architecture. The contrast, the origin of the fractured, shapeless and angular forms that characterize the architecture of the late twentieth and early twenty-first centuries is not due to the appearance of new materials, but to the extraordinary technological development of the auxiliary techniques of design and execution, to the deepening of the structural understanding and the improvement of the properties of the known structural materials, as well as to the lower weight that the economic factors currently have in the project.
This new architectural context has radically modified the parameters that govern the role of the structure in the project and the relationship between engineers and architects, raising the question of whether engineers can and should adopt a creatively active position, proposing new ways of contributing to the structural design that allow guiding the new formal freedom acquired by architects.
The current technical and constructive possibilities make it unnecessary to unify and establish structural orders, which has led to a process of distortion of the classical architectural order and traditional structural systems. Thus, the altered structures find in these distortions the resource with which to surprise and intentionally provoke the viewer, defining infrequent systems and puzzling spaces that do not leave him in any way indifferent. On the other hand, there has recently been an interest in architecture for the return of the structure to the skin of the building, identifying again these two elements, a resistant structure and an exterior skin, that the modern movement had dissociated.
Finally, the contribution and development of the compositional and formal potential of the structure in contemporary architecture imply a certain way of working and an approach to the design process, based on collaboration and complementarity in the work systems and in the evolutionary conception and integrator of the design processes.
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