Los ingenieros en informática son, probablemente, los únicos titulados formados específicamente en técnicas para entender el lenguaje de cualquier persona de cualquier disciplina, formalizar su dominio del problema y clarificarlo (frecuentemente a los propios interesados). Es una habilidad de enorme valor. Inexplicablemente, esta ingeniería sigue siendo una gran desconocida. La sociedad no identifica las principales habilidades de los ingenieros en informática y les asocia otras de menor rango. Y los propios alumnos, absorbidos por aprendizajes técnicos muy exigentes, no son plenamente conscientes de su futuro papel y les cuesta disociarse de los difíciles aspectos prácticos de su trabajo, en particular el uso de máquinas (tanto como usuarios de las mismas como también de cara a su incorporación en el sistema que diseñan). Además, la presencia en el aula del ordenador, que facilita instantáneamente información con infinita versatilidad, provoca una enorme dispersión y dificultades de concentración, condicionando fuertemente el método de trabajo. En este artículo se presenta una reflexión apoyada en una experiencia de actividades solo-en-papel, analizando un dominio que se supone ajeno a la experiencia previa de los participantes, con un triple fin: enseñar realmente a hacer buen análisis, promover la concienciación sobre el verdadero ejercicio de la ingeniería informática y ejercitar la concentración.
Computing engineers are perhaps the only graduates specifically trained in techniques for understanding the language of any person from any field, formalizing their problem domain, and clarifying it (often for the users themselves). That is a high-value skill. Surprisingly, computing engineering remains largely unknown to society, which is rarely aware of computing engineers’ main skills and attributes (minor) others to them. Even the students, overwhelmed by demanding technical topics, lose sight of their future role and are hardly able to detach from the most practical aspects of their job, especially the use of computers (both as mere users and as designers of a final system where those computers are to be used). Moreover, the mere presence of a computer in the classroom, which immediately offers any information with infinite versatility, brings a huge distraction and strongly shapes the work method. This paper describes a reflection supported by an experience of unplugged, paper-only activities in an analysis course, over a domain supposedly alien to the students’ background, with a triple goal: effectively teaching analysis, boosting awareness on the true practice of this profession, and practicing concentration.
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