"El desarrollo sostenible no es alcanzable sin cambios fundamentales en el modo en que las sociedades industriales producen y consumen." (Informe del Secretario de las Naciones Unidas sobre el cumplimiento de la Agenda 21, editado justo antes de la Cumbre de Johannesburgo 2002, o sea, diez años después de la Cumbre de Río de Janeiro de 1992).
España ha reaccionado con retraso respecto al Protocolo de Kioto y muchas empresas han estado a la espera de lo que dicte la Administración. La industria de proceso, por ser intensiva en energía, tendrá que afinar más para aumentar la eficiencia de sus instalaciones y operaciones, porque, como ha ocurrido en las refinerías, las medidas clásicas ya están casi agotadas. Las medidas ya cuantificadas en la versión actual de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética 2004-2012, que se analiza en este artículo, no parece que vayan a ser suficientes para cumplir con los objetivos y habrá que completarlas. Para ser energéticamente más eficiente a medio y largo plazo, se considera que la industria de proceso tendrá que dedicar un mayor esfuerzo a la investigación, desarrollo e innovación tecnológica, con un mayor apoyo de la Administración del Estado, aun cuando se estima que lo ideal sería que fuesen las propias empresas las que tirasen del carro.
1.Introducción El citado Informe del Secretario de las Naciones Unidas criticó los pocos avances de la Agenda 21 que se habían conseguido
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