En su famoso discurso «Tengo un sueño», Martin Luther King imaginaba un mundo en el que las personas ya no estuvieran divididas por su raza. Su muerte lo convirtió en un ícono del movimiento de los derechos civiles, de la lucha por la igualdad y la no discriminación. Lo cuenta Jonathan Eig en la biografía que le dedica. «El resistente no violento no solo se niega a dispararle a su oponente, sino que también se niega a odiarlo».
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