Era la chiquita piconera, con esos ojos negros y ese pelo azabache partido por gala en dos. Entonaba con su voz grave, cálida y profunda el zorongo gitano de García Lorca. Puso en Alemania un poco de "spanische pepper" y recorrió la América que habla español siempre cantando. Fue también Mari-Gaila, La Perrichola y hasta Isabel II. Ahora es La Chunga la inquietante mujer que regenta un tugurio en los arenales del norte de Perú. Nati Mistral, con apellido de viento y nombre de modistilla madrileña, se asoma otra vez a los escenarios con una obra de Mario Vargas Llosa, La Chunga.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados