Anda el país tal y como iban a dejar el Museo del Prado: con los servicios mínimos, y en algunas cosas, como los aeropuertos en días de niebla: bajo mínimos. Estos chicos acostumbraron a la parroquia a pedir más, y más, y mucho más, y ahora comprenden que una cosa es predicar y otra dar trigo. Cuando estaban en la oposición se entretenían hilando, hilando promesas, hilando esperanzas, hilando ilusiones, y no es lo mismo hilar que darle teta al niño. El niño, ahora, se enrabieta y se encana, y pasa el día y la noche pidiendo de mamar. Y mucho más cuando ve que los que tienen que darle están sin soltar la ubre y agarrados a la mamandurria.
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