El "culebrón" protagonizado por Woody Allen y Mia Farrow a lo largo de las últimas semanas ha entrado en una nueva fase: la demanda por la custodia de sus tres hijos está en manos de los tribunales y ambos han llegado a un pacto de silencio. Pero detrás queda toda una sucesión de acusaciones, a través de las cuales han quedado al descubierto todos los trapos sucios de la pareja. Desde los presuntos abusos deshonestos de Allen sobre su hija Dylan, de siete años, hasta los presuntos malos tratos físicos y psíquicos de Mia sobre su extensa prole. El detonante de la ruptura de la pareja es Soon Yi, hija adoptiva de la actriz, con quien está viviendo un apasionado romance. Y no es una película.
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