Celebramos en estas fechas el centenario de la puesta en servicio de las primeras emisoras de radiodifusión regular de la capital de España, Radio España y la Unión Radio. Evidentemente, la “radio” como tal es un invento anterior, pues surgió en el salto del siglo XIX al XX y evolucionó por distintas variantes civiles y militares, con apoyos que iban desde constructores aficionados y autodidactas a científicos prestigiosos y grandes grupos empresariales, pero su papel protagonista en la sociedad empieza con la llegada de las emisoras de radiodifusión tal como las conocemos hoy: con emisiones al público general, parrillas de horarios y programas especializados en música, noticias, deportes, etc... Cien años y muchas voces al servicio de los madrileños, con intelectuales como Ramón Gómez de la Serna que enseguida avisaron de las enormes puertas que se abrían. Es una historia de supervivencia ante otros medios de comunicación que fueron surgiendo y que –con demasiadas prisas– pretendieron su arrinconamiento. La “radio” fue definida por la gran Lolo Rico como una “máquina de hacer amigos”. Permaneció en pie frente a los agoreros de la televisión, y va camino de sobrevivir a los de las grandes redes informáticas.
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