Murcia, España
El deber de los jueces de conocer el derecho no es absoluto: solo se extiende a las normas jurídicas que forman parte del derecho interno, escrito, vigente y general. De ahí que deba acreditarse el contenido y vigencia del derecho extranjero cuando sea preciso aplicarlo, discutiéndose si dicha tarea corresponde a las partes, si los tribunales deben investigar de oficio la existencia, tenor y alcance del derecho foráneo o si litigantes y órganos jurisdiccionales deben colaborar en la determinación de estos aspectos, así como la respuesta más adecuada cuando no se consigue el propósito buscado. En relación con esta última cuestión, la Sala Primera del Tribunal Supremo ha establecido una doctrina que nos parece desacertada. Por varias razones, entre otras, porque no se ajusta a lo dispuesto en la Ley de cooperación jurídica internacional en materia civil; trata de forma idéntica supuestos muy dispares que merecen soluciones diferentes; no atiende debidamente la jurisprudencia fijada por el Tribunal Constitucional; y favorece estrategias fraudulentas que, precisamente por serlo, no se deben amparar.
The duty of judges to know the law is not absolute: it only extends to the legal norms that are part of internal, written, current and general law. Hence, the content and validity of the foreign law must be proven when it must be applied, discussing whether the task corresponds to the parties, whether the courts must investigate ex officio the existence, tenor and scope of the foreign law or whether litigants and jurisdictional bodies must collaborate when determining these aspects, as well as the most appropriate response when desired goal is not achieved. Related to this last question, the First Chamber of the Spanish Supreme Court has established a doctrine that we consider misguided. For several reasons. Among others because until just nine years ago it lacked legal coverage; is not in accordance with current regulations; it responds in the same way to very different assumptions that deserve different solutions; It does not properly address the doctrine established on this point by the Constitutional Court; and it favours fraudulent strategies that should not be tolerated or allowed.
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