Este estudio analiza en detalle la desaceleración de la economía chilena posterior al año 1998. Éste fue un período turbulento en la historia económica y, como tal, llama a investigar sobre las probables causas del freno a la actividad y sus posibles soluciones. Los autores aplican un modelo econométrico para probar tres hipótesis y derivan las implicancias generales del análisis. La primera hipótesis culpa a la "mala suerte" por los shocks externos, específicamente el deterioro de los términos de intercambio y de los flujos de capitales a consecuencia de la crisis asiática. Una segunda hipótesis atribuye la desaceleración a las políticas implementadas para enfrentar las malas condiciones internacionales, en particular a la incapacidad de lograr una combinación equilibrada entre las políticas fiscal y monetaria en los años 1997 y 1998. Se argumenta que los desequilibrios fiscales y la política monetaria restrictiva generaron una enorme presión sobre el sector privado al generar un importante aumento en el costo del endeudamiento. Por último, una tercera explicación es que la desaceleración fue la consecuencia del término de un ciclo de alto crecimiento asociado con las reformas estructurales que se habían venido aplicando entre 1985 y 1995. Los autores concluyen que el menor dinamismo de la economía chilena respondió a una combinación entre shocks externos severos y falta de cooperación entre las políticas fiscal y monetaria
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