La enseñanza superior lleva tiempo conviviendo con la promesa, o la amenaza, de que la (micro)informática, Internet, o, ahora, la inteligencia artificial, todo lo van a cambiar, sea para reforzarla, ponerla patas arriba o dejarla en la cuneta… Si hemos de aprender del pasado «para no repetirlo», la lección es clara: una vez más, la tecnología no traerá lo que promete, y menos a esta institución ya milenaria, como tal mucho más antigua y estable que el resto del sistema educativo. Pero hay algo distinto: cada nuevo ecosistema tecnológico que ha penetrado en la educación desde la escritura, incluyendo la imprenta, lo ha hecho multiplicando el acceso a la información y el alcance de la comunicación, pero siempre al precio de más uniformidad, rigidez y unilateralidad. El caso paradigmático es el fiasco, en este ámbito, de los medios de comunicación de masas (cine, radio, televisión…), pero también, antes, el perdurable libro de texto y, después, la efímera enseñanza asistida por ordenador. Pero la quinta transformación de la información y la comunicación, digital, en la que estamos ya inmersos, trae dos cosas más: la capacidad creciente, ya muy desarrollada, de personalización y la capacidad emergente, que asoma apenas con la IA generativa, de interacción. En una institución que, a diferencia de las etapas educativas anteriores, está libre de la función de custodia, esto puede y debe traer cambios sustanciales en los procesos y relaciones de aprendizaje y enseñanza y en su arquitectura organizativa e incluso material.
Higher education has long been living with the promise, or the threat, that (micro) computers, the internet, or now artificial intelligence, will change everything—whether to reinforce it, turn it upside down, or leave it by the wayside. If we are to learn from the past «to avoid repeating it», the lesson is clear:
once again, technology will not deliver what it promises, especially not to this millennia- old institution, which is much older and more stable than the rest of the educational system. But there is something diferent:
each new technological ecosystem that has enteret education since the advent of writing, including the printing press, has done so by multiplying access to information and the reach of communication, but always at the cost of more uniformity, rigidity, and one-sidedness.
The paradigmatic example in this realm is the fiasco of mass media (film, radio, television...), but also, earlier, the enduring textbook and, later, the ephemeral computer-assisted learning. However, the fifth transformation of information and communication, the digital one, in which we are already immersed, brings two more things: the increasingly developed capacity for personalization and the emerging capacity, just beginning with generative AI, for interaction. In an institution that, unlike earlier educational stages, is free from the custodial function, this can and should bring substantial changes in the processes and relationships of learning and teaching, as well as in its organizational and even material architecture.
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