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Resumen de Alimentación y nutrición en las personas mayores del siglo XXI: retos y necesidades

Gregorio Varela Moreiras

  • español

    Las proyecciones de población de Naciones Unidas para 2050 estiman que España será el tercer país más viejo del mundo con un 34.% de población mayor. Además, se está produciendo un evidente envejecimiento de las personas mayores de más edad, y una marcada feminización del fenómeno. El tamaño del grupo de mayores, y en especial de octogenarios, es ya suficiente como para tener un fuerte impacto en los sistemas sanitarios y de servicios sociales pues suelen sufrir un mayor grado de soledad, discapacidad, dependencia y morbilidad. La tercera edad, ancianidad o edad avanzada supone un segmento en nuestras vidas tremendamente diverso y heterogéneo, también desde el punto de vista de los requerimientos nutricionales, y por tanto en relación a las ingestas reco mendadas, objetivos nutricionales, etc. Además, es el grupo de población peor estudiado. Este envejecimiento es el símbolo de una de las más antiguas aspiraciones de la Humanidad: “vivir, sino para siempre, por lo menos cuanto más”, es decir, con el incremento de la edad el deseo de mantener una buena salud y funcionalidad, lo que ha definido la Organización Mundial de la Salud como “envejecimiento saludable”. En el siglo XXI que vivimos no se puede mantener que la vejez sea una enfermedad, sino un proceso fisiológico, controlado genéticamente y modulado por el medio ambiente. En la actualidad se considera que el envejecimiento es el efecto acumulativo de la interacción de muchas influencias a lo largo de la vida. Por otro lado, y conviene siempre tenerlo presente, mientras en los países de menor desarrollo son los niños los que más padecen desnutriciones, en los llamados desarrollados (por supuesto, incluyendo España) son las personas de edad las más afectadas. Por tanto, las medidas preventivas relacionadas con la nutrición deberán dirigirse no sólo a la prolongación de la vida sino al incremento de su calidad, mediante el mantenimiento de la funcionalidad. La evidencia científica nos muestra claramente que la dieta y la nutrición, como factores contribuyentes más importantes a lo largo del ciclo vital completo, tienen mucho que ofrecer en este sentido y, particularmente, en la pérdida de tejidos y funciones y en la prevención o tratamiento paliativo de numerosas enfermedades que afectan a los mayores. Son numerosos y muy diferentes los factores que pueden modificar el estado nutricional: cambios significativos en la composición corporal que hay que monitorizar, de manera especial la salud muscular y la ósea; el estado de la dentadura, por su impacto en el modelo alimentario; las capacidades sensoriales; el estado de hidratación; las interacciones fármaco-nutrientes; o los aspectos sociales, entre otros. Finalmente, y no menos importante, se trata del grupo de población que se encuentra más discriminado, también desde el punto de vista alimentario y nutricional, incluyendo el creciente fenómeno del edadismo, que tanto le afecta.

  • English

    United Nations population projections for 2050 estimate that Spain will be the third oldest country in the world with 34% of the population being older. In addition, there is an evident ageing of older people but also a marked feminisation of the phenomenon. The size of the group of older people, especially octogenarians, is already large enough to have a strong impact on health and social service systems as they tend to suffer from a higher degree of loneliness, disability, dependency and morbidity. Old age is a tremendously diverse and heterogeneous population group, also from the point of view of nutritional requirements, and therefore in relation to recommended intakes, nutritional goals, etc. Moreover, it is the most poorly studied population group. This ageing is the symbol of one of mankind’s oldest aspirations: “to live, if not forever, at least as long as possible”, i.e. with increasing age the desire to maintain good health and functionality, which has been defined by the World Health Organisation as “healthy ageing”. In the 21st century we live in, it cannot be maintained that old age is a disease, but a physiological process, genetically controlled and modulated by the environment (mainly diet ad physical activity). Ageing is now considered to be the cumulative effect of the interaction of many influences throughout life. On the other hand, and it should always be borne in mind, while in less developed countries it is children who suffer most from malnutrition, in the so-called developed countries (including Spain) it is the elderly who are most affected. Therefore, preventive measures related to nutrition should be aimed not only at prolonging life but also at increasing its quality by maintaining functionality. Scientific evidence clearly shows that diet and nutrition, as the most important contributing factors throughout the entire life cycle, have much to offer in this regard, particularly in the loss of tissues and functions and in the prevention or palliative treatment of numerous diseases affecting the elderly. There are numerous and very different factors that can modify nutritional status: significant changes in body composition that must be monitored, especially muscle and bone health; the state of the teeth, due to their impact on the dietary pattern; sensory capacities; hydration status; drug-nutrient interactions; and social aspects, among others. Last but not least, this is the population group that is most discriminated against, also from a dietary and nutritional point of view, including the growing phenomenon of ageism, which affects them so much.


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