Alessandro Santoni, César Ross Orellana, Sebastián Sánchez González
Este artículo estudia el lugar que la violencia ocupó en la Política exterior del régimen militar chileno. El propósito es analizar la paradoja que el asunto implicó para su posición internacional, en particular referido a las relaciones con aquellos gobiernos de los países centrales del mundo occidental que manifestaron, en principio, una buena disposición hacia la dictadura. En este proceso se distinguen dos fases. La primera corresponde al plan Cóndor, en que el uso del terror ejercido en el exterior respondió a una estrategia de “resistencia activa”, con que Chile mostró una capacidad y osadía propia de un Estados hegemónico, pero que también fue causa fundamental de tensiones con Washington. La segunda corresponde a los años ochenta, en que la convicción de Pinochet en su capacidad de “resistencia pasiva” a las presiones internacionales derivó en la opción de no ceder a las presiones ejercidas por gobiernos “amigos”, como el de Reagan en EE.UU. y el de Thatcher en Reino Unido, respecto a los Derechos Humanos y a la apertura política. El artículo se basa principalmente en fuentes secundarias -que incluyen a trabajos previos de sus mismos autores-, combinado con el uso de fuentes de archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, del Departamento de Estado de los EE.UU. y del Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos.
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