Los encuentros, congresos, reuniones, de latinoamericanistas españoles no suelen dedicar una atención central a temas referidos a los pueblos indígenas, y mucho menos a los planteamientos que desde estos pueblos se formulan, ni siquiera en alguna ocasión en que esa atención fue el motivo y el eje de la convocatoria1. Con este presupuesto, proyectamos la presentación del Simposio con una ponencia de su mismo título y con la idea de ofrecer un panorama resumido del fenómeno que esa denominación enuncia, y de presentar algunas bases de lo que entendemos como una consideración correcta de su análisis científico social. Desde mediados del siglo XIX, se va desarrollando el enfoque, la teoría, y los métodos y técnicas, que hoy constituyen la antropología cultural y social. Esta disciplina, durante un siglo, se mantiene convencida de la certeza de su itinerario y, aunque la perspectiva relativista se enseñorea de su labor a partir de la segunda década de la presente centuria, los "otros" , las "otras" sociedades, siguen siendo el objeto pasivo de las investigaciones. Es el indigenismo (una de las aplicaciones de la antropología, como de otras ciencias sociales) quien, desde los sectores sociales hegemónicos (no contra ellos, como algún movimiento y momento revolucionario), desde los 40 comienza a incorporar indígenas -en cuanto tales- a tareas de representación o administración de sus propios pueblos, aunque de hecho resultara una forma lampedusiana (que cambia todo para que todo siga igual) mejor y menos traumática de control, más eficaz y más integradora. Una "integración en la sociedad nacional" que, convertida en la meta explícita del indigenismo más científico, sirvió, en los países en que este se aplicó, para mantener las diversas formaciones sociales de cada estado-nación en situaciones de "colonialismo interno" 2. Fue simultánea de la teoría que denominamos del "indígena-rémora", por la que muchos discursos políticos estatales, después de alabar enfáticamente la resistencia aborigen a la invasión (la Conquista, en términos coloniales) y a los héroes que produjo, ninguneaban o atribuían el "retraso" o "subdesarrollo" económico de su país a la rémora que suponía la mayoritaria o significativa población indígena. En este contexto general latinoamericano, evidentemente simplificado, desde los años 60 se produce la aparición en la escena pública de los pueblos indígenas, mediante movimientos y asociaciones que, sin embargo, siguen procesos organizativos, gremiales, sindicales o políticos, de tipo "occidental" (como prefieren calificarlos ellos mismos). De una forma tan aparentemente contradictoria como variada, estos pueblos manifestaban que no deseaban ser integrados, o no del modo en que se les proponía desde cada uno de los oficialismos. Al mismo tiempo, en su seno, se iniciaba la génesis social de una forma de entender con orgullo su persistencia como pueblos después de casi cinco siglos de dominación, que derivó en los 70, en la génesis teórica del indianismo
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