La prensa escrita en América Latina, al igual que en otras partes del mundo, viene sufriendo una nueva revolución tecnológica. Las enormes posibilidades que brinda la expansión de la red Internet, ha hecho posible que miles de diarios de todo el mundo, y entre ellos centenares de latinoamericanos, preparen versiones electrónicas que se han ido desarrollando independientemente de las versiones convencionales, ofreciendo nuevos productos y atractivas ofertas para antiguos y nuevos lectores, en un mercado diferente, en el que los diarios latinoamericanos y, en nuestro caso, los de ámbito local y regional, pueden ocupar un lugar significativo. A comienzos de 1995, al menos cuatro diarios latinoamericanos estaban avanzando en proyectos de creación de ediciones electrónicas, siguiendo el modelo de los diarios norteamericanos, como el San José Mercury de California, uno de los primeros. Antes que el New York Times se decidiera a lanzar su versión electrónica, y con menos cautela que El Mundo o El País -que tardó algo más en estar presente en Internet-, algunos diarios mexicanos y otros sudamericanos como Hoy (Quito), El Tiempo (Bogotá), o la revista peruana Caretas ya habían inaugurado sus páginas electrónicas1. Diarios de carácter local, como El Diario de los Andes (Mendoza), fueron igualmente pioneros. En junio de 1997 Jaime Morfín (University of Texas at Austin, College of Communication) presenta un primer borrador de su investigación sobre la prensa latinoamericana en Internet2. A partir de dos encuestas enviadas a directores de 110 periódicos latinoamericanos con presencia en la red, propone una serie de reflexiones que sirven de partida para nuestra aproximación a la prensa escrita local en Internet. Una de las primeras cuestiones que nos interesan son los motivos que empujan a los propietarios y directivos de los diarios latinoamericanos a contar con un escaparate electrónico en Internet. Morfín, después de analizar las respuestas a su encuesta, concluye que son similares a las del resto de los diarios del mundo: experimentación, innovación tecnológica y, sobre todo, acercamiento a nuevas audiencias. Resumiendo, y en palabras que pone en boca de un responsable de La Capital (Mar del Plata): la empresa no quiere quedar fuera del gran cambio que se está viviendo en el campo de las comunicaciones. Coincide con Morfín un experto en publicaciones electrónicas, Scott Bateman, que se preguntaba en septiembre de 1996 cuáles eran las razones que impelían a las empresas editoras a lanzar sus versiones electrónicas. Hacía un cálculo de gastos (inversión en tecnología, personal para mantener una versión atractiva y actualizada) y de los beneficios (publicidad en función del número de visitas), y el resultado no era muy satisfactorio, aunque sus posibilidades económicas nadie las discutía. Entre las cuatro razones que esbozaba, destacaba la posibilidad de captar lectores/clientes en Internet, esto es, de ampliar el mercado. Pero esto requería un gran esfuerzo inversor, obligaba a pensar en la necesidad de un gran equipo de trabajo, ya que ante el rápido crecimiento de la red los diarios convencionales pasarían a convertirse, en su versión electrónica, en diversificadas compañías de mercadeo y de información regional3. Mientras los grandes diarios están obligados a participar en este esfuerzo inversor para mantener la competitividad, los diarios pequeños, de carácter local o regional, con menos posibilidades económicas, disponen de más tiempo para crear una página en Internet que atienda las necesidades de sus potenciales clientes: los naturales de la región residentes en el exterior.
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