Se ha puesto de moda una actitud potenciada por las redes sociales denominada postureo. También en el ámbito de lo religioso se da esta actitud. Por postureo comprendemos un modo de estar presente en la realidad: aparentar, mostrar lo bueno y ocultar la verdad absoluta. El escaparate que supone el mundo digital, hace posible que las personas no tenga que mostrar quién son realmente. Con el deseo de aparentar, los modelos mueven hacia aquello que no es del todo verdad. En la experiencia espiritual encontramos que podemos vivir en el engaño, tal y como el discernimiento ignaciano nos muestra con mucha evidencia. Vivir en el engaño es vivir en la no verdad. El mas espíritu ejerce su papel fundamental a través del secretismo afectivo y sensitivo adentrando en la persona en mecanismo de ocultamiento de la verdad para impedirle crecer y madurar.
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