Brigitte Bardot, símbolo de una generación, mito sexual de los años 50 y 60, y ferviente defensora de los animales desde su retirada del mundo del cine, ingresaba en el hospital por una sobredosis de tranquilizantes hace dos semanas, apenas tres meses después de su cuarto matrimonio. Mientras la versión oficial es la de que la mítica B.B. ingirió demasiados barbitúricos para olvidar la visión de unas ovejas muertas, muchos recuerdan la afición de la actriz por los gestos melodramáticos, una afición que le llevó a intentar suicidarse en, al menos, tres ocasiones anteriores.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados