Administraciones, entidades privadas y organismos internacionales buscan un equilibrio, mientras aumenta la consciencia de que es preciso beneficiar también a la gente de los territorios que reciben a quienes viajan. Bután cobra una tasa turística de 200 euros la noche. Es la más cara del mundo. Los casos de éxito no se pueden replicar en todos lados, pues cada uno tiene características propias.
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