Asumir valerosamente (y parece que a uno le toca ser valiente cuando no le queda más remedio) el riesgo de la "literalidad", siguiendo el modelo ejemplar del propio narrador y protagonista, sería quizás una manera si bien poco original, sin embargo, bastante acertada de iniciar el comentario de este cuento porque nos catapultaría sobrevolando todo preámulo, directamente al meollo del asunto.
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