En los primeros años del siglo XX, Lluís Domènech i Montaner diseña el edificio de Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Santander, a petición del segundo marqués de Comillas, Claudio López Bru. Fui su primera y única obra con reminiscencia historicista a la arquitectura propiamente montañesa, Pocos años después, un brillante alumnos castreño de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, Leonardo Rucabado, decide continuar en esos años con el propósito del maestro catalán de definir y crear "una arquitectura nacional" partiendo, necesariamente, de la propia tradición de cada región.
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