El siglo XVIII comienza con la guerra de Sucesión española y en ella, la ciudad de Cuenca mantuvo su fidelidad a la causa borbónica. Con este artículo se pretende descubrir cómo en este contexto, pertenecer al concejo facilitó el ascenso social de determinadas familias. Así, y a pesar de la terrible situación económica y política, siendo servidores a la Corona a través de su regiduría, los Dávila en particular, consiguieron conservar y ampliar su preeminencia social con el establecimiento de una fuerte red de relaciones en defensa de sus intereses familiares. Esta fue la razón principal por las que se asumieron tutorías para proteger a los descendientes huérfanos y su patrimonio, y por la que se conformaron alianzas matrimoniales como recurso familiar de perpetuación y de reproducción del poder.
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