Durante el reinado de Luis XIV, el monarca francés pretendió conformar un Imperio ultramarino, estableciendo estructuras burocráticas para la gestión de la marina y el comercio, mientras que las comunidades mercantiles galas se expandían en los principales puertos mundiales. Tras la muerte de Carlos II, las riquezas de las colonias hispánicas llevaron a Luis XIV a aceptar las disposiciones testamentarias que legaban la monarquía hispánica a su nieto, el duque de Anjou. Con la llegada de Felipe V al trono, las autoridades francesas impulsaron la presencia de sus comerciantes en las Indias e influyeron en el nombramiento de virreyes americanos afines a sus intereses. De este modo, el embajador hispánico Manuel de Sentmenat, quien desempeñó un papel crucial en la Unión de Coronas al haber hecho entrega del testamento de Carlos II a Luis XIV, fue designado al virreinato del Perú por iniciativa del monarca francés.
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