La huida de cerca de medio millón de personas por la frontera francesa entre finales de enero e inicios de febrero de 1939 tras la caída de Cataluña, popularmente conocida como la Retirada, marcó el principio del fin de un conflicto que acababa tras prácticamente tres años de duración. Y lo hacía a ojos del mundo a través del drama de miles de personas, combatientes y civiles, que se dirigieron en desbandada hacia la única vía de escape posible ante la temida represión franquista. Este paso del éxodo al exilio, determinado por el último año de guerra, no marcaría solo el desenlace de esta, sino también la política de los primeros años de dictadura, del mismo modo definió las trayectorias vitales de cientos de personas que jamás regresarían a sus hogares. La frontera se abrió el 15 de enero para los civiles, pero volvería a cerrarse entre el 26 y el 27 hasta la noche de esta última jornada al 28 de enero, cuando volvió a permitirse el paso de mujeres, niños, ancianos y enfermos. Los demás tuvieron que esperar hasta el 5 de febrero para ser admitidos en el país vecino.
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