Las pruebas de toxicidad son esenciales para prevenir la contaminación química del medio ambiente. Tribolium castaneum se puede utilizar como modelo alternativo para la detección preliminar de toxicidad; se evaluaron ocho compuestos químicos con toxicidad conocida. Por ejemplo, el cloruro de mercurio II se considera tóxico a concentraciones superiores a 0,1 mg/L en agua potable, el fenol a concentraciones superiores a 5 mg/L en agua potable puede ser peligroso, para el caso del tolueno la exposición a concentraciones superiores a 200 ppm (partes por millón) en el aire puede ser perjudicial para la salud, la hidrazina puede ser peligrosa a concentraciones superiores a 1 mg/L en agua potable, y la cafeína puede causar efectos adversos como nerviosismo, insomnio, taquicardia y temblores por exposición a dosis superiores a 500 - 600 mg en adultos. Los insectos adultos fueron alimentados con una dieta de avena complementada con cada tóxico por separado. Se evaluaron el número de crías, tamaño, peso y anormalidades morfológicas. De los ocho compuestos químicos evaluados, sólo cinco tuvieron un efecto visible sobre el desarrollo de los insectos: el BPA (bisfenol A) y el cloruro de mercurio (II) indujeron anomalías en los estadios larvarios y pupales, mientras que el fenol, el tolueno y el metronidazol sólo en el estadio pupal. Se observaron anomalías importantes: necrosis en los apéndices de las larvas, en las pupas, papilas para la diferenciación de sexos escleróticas o ausentes y anomalias en la formación de la cabeza, extremidades, alas y apéndices. El cloruro de mercurio (II) fue el más tóxico debido a que afectó el crecimiento, desarrollo y reproducción del insecto.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados