Beatriz Galisteo Padillo, Yolanda Fraj Cebrino, Alicia Molina Montaño, Juan Manuel Omedas Ladislao, Valeria Andrea Vergelin Pantusa, María del Pilar Ruiz Train
Las Corporaciones Locales son las responsables del control sanitario de los cementerios y la sanidad mortuoria, cuando una persona fallece se le llama Exitus. En el momento del fallecimiento, a la persona se la valora y se certifica su muerte, el personal sanitario son los encargados del paciente. Por medio de una signos o características que apuntan de que la muerte está llegando, el paciente pasa por unas fases que evidencian, que la persona está en sus últimos momentos. Desde ese momento el celador puede colaborar, desde el instante que se evidencia la agonía y después la muerte, el celador empieza a hacer su trabajo, ocupándose de los familiares, colaborando con el personal sanitario, acompañando a la familia y acompañantes para que mantengan la serenidad y silencio, en la medida de lo posible, para que puedan proceder a realizar los trámites correspondientes.
El celador tiene una misión única, que es la de trasladar al fallecido al mortuorio, está tarea es de suma discreción. El celador tiene que comprobar que el fallecido ha sido amortajado, dado que colabora en el proceso, que se haya colocado en la posición correcta y se haya pasado a la camilla para su traslado. Es muy importante, la colocación de las etiquetas correspondientes. Se debe de llevar por las estancias menos concurridas, donde haya menos personal y en las horas menos frecuentadas. El cadáver se llevará a la cámara frigorífica, hasta que llegue el personal de la funeraria.
En algunos casos la familia y acompañantes necesitan asesoramiento sobre los trámites que se necesitan para la inhumación y/o cremación, el celador puede acompañar para que el jefe de Personal Subalterno informe sobres estos trámites, dónde tiene que dirigirse, y trasmitirles esa serenidad que, en estos momentos, es tan necesaria.
En definitiva, la tarea del celador es colaborar desde su posición de Personal No Sanitario, en todo lo que se le puede pedir dentro de sus funciones.
The Local Corporations are responsible for the health control of cemeteries and mortuary health, when a person dies it is called Exitus, it is the moment of death, the person is assessed and his death is certified, the health personnel are in charge of the patient. Through signs or characteristics that indicate that death is coming, the patient goes through phases that show that the person is in his or her last moments. From that moment the caretaker can collaborate, from the moment the agony and then death become evident, the caretaker begins to do his job, taking care of the family members, collaborating with the health personnel, accompanying the family and companions so that they maintain the serenity, maintain silence, so that they can proceed to carry out the corresponding procedures. The caretaker has a unique mission, which is to transfer the deceased to the mortuary, this task is of the utmost discretion. The caretaker has to verify that the deceased has been shrouded, given that he collaborates in the process, that he has been placed in the correct position and has been transferred to the stretcher for transfer, very important, the placement of the corresponding labels. It should be taken to less crowded rooms, where there is less staff and at less frequented hours. The body will be taken to the cold room until the funeral home staff arrives. In some cases, the family and companions need advice on the procedures needed for burial and/or cremation, the caretaker can accompany so that the Junior Chief of Staff informs about these procedures, where to go and transmit that serenity that, in some moments it takes. In short, the guard’s task is to collaborate from his position as Non-Health Personnel, in everything that may be asked of him within his duties.
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