Norma Angélica Rubí, Claudia Navarro Guzmán, Mª Asunción Lara Cantú, Laura Navarrete, Liliana Mondragón Barrios
La depresión es reconocida mundialmente como uno de los trastornos más importantes de salud mental y el Programa de Acción Salud Mental de la SSA la considera un problema prioritario. Dicho trastorno es dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres, de ahí que exista una mayor necesidad de buscar alternativas para atender a esta población, ya que no se cuenta con intervenciones metodológicamente probadas que puedan formar parte de los programas de salud mental pública. El objetivo del trabajo fue evaluar la efectividad a dos años, con respecto a los 4 meses iniciales, de una intervención psico-educativa realizada en mujeres con síntomas de depresión. Se valoraron los siguientes aspectos: 1) Si la reducción de los síntomas de depresión (CES-D) y la mejoría en la autoestima (Coopersmith) se mantuvieron; 2) Si hubo diferencias entre las intervenciones ¿grupal e individual mínima¿; 3) Si las participantes siguieron considerando que la intervención tuvo influencia en su vida y en sus problemas, y 4) si la intervención debería seguir impartiendose de la misma manera o modificarse.
El estudio se llevó a cabo en una submuestra de 39 mujeres seleccionadas al azar del total de 135 que participaron en la intervención y que fueron evaluadas a los cuatro meses. El diseño del estudio fue comparativo entre una condición Grupal (IG) y una Individual Mínima (IIM), con evaluaciones: pre, post-tratamiento (a los quince días en la IG y al mes en la IIM) y con seguimiento (a 4 meses y a 2 años). La IG consistió en seis sesiones de grupo de dos horas, organizadas alrededor del material educativo ¿Es difícil ser mujer? Una guía sobre depresión y la IIM consistió en una sesión de orientación individual sobre el uso de dicho material educativo.
El Análisis de Varianza Múltiple (MANOVA) para evaluar la efectividad del modelo en los síntomas de depresión (CES-D), no mostró diferencias significativas entre las intervenciones (IG e IIM), pero sí a lo largo del tiempo. En este sentido, los análisis posteriores mostraron que los síntomas de depresión se incrementaron significativamente del seguimiento a cuatro meses al seguimiento a dos años, pero no alcanzaron un nivel mayor al encontrado en la evaluación pre-tratamiento. El MANOVA para la autoestima, mostró resultados similares: ausencia de diferencias entre las intervenciones y diferencias al interior de los grupos.
Los análisis posteriores, en este caso, señalaron una ligera disminución de la autoestima a los dos años, aunque ésta siguió siendo significativamente mayor que la encontrada en el pre-tratamiento. En cuanto a la evaluación de la intervención misma, un porcentaje similar (80% y 63%) siguió considerando que la intervención tuvo gran influencia en su vida y en sus problemas, a los dos años. Las razones que dieron para esta afirmación fueron: que entienden y enfrentan mejor sus problemas, que mejoró su estado de ánimo, que hubo cambios en su forma de pensar y que pudieron conocerse y aceptarse mejor. Noventa por ciento consideró que la intervención debería seguirse realizando de la misma manera. Entre las razones para ello mencionaron: la libertad que tuvieron para expresarse (en IG e IIM), la interacción del grupo (IG), el trabajo de la facilitadora (IG) y de la orientadora (IIM) y que ésto fue una guía que les ayudó a resolver sus problemas (IIM).
Si bien se concluye que ambas intervenciones son efectivas para reducir los síntomas de depresión a corto plazo, mejorar la autoestima a corto y largo plazo y respecto a la satisfacción de las participantes, se discuten algunas limitaciones metodológicas como la ausencia de un grupo control, el rechazo a la entrevista por parte de algunas participantes y el tamaño de la submuestra.
Depression is recognized worldwide as one of the main problems of mental health, and the Mexican Department of Health’s Programme for Mental Health Action recognizes it as a key problem. This disorder occurs twice as often in women as it does in men, hence the need to seek treatment alternatives for this population as there is a lack of methodologically proven interventions that could be applied as part of public mental health programmes. The purpose of the study was to evaluate the effectiveness of a psychoeducational intervention for women with depressive symptoms, after two years, in comparison to a four month follow-up, to found out whether: 1) there was a continued reduction of depression symptoms (CES-D) and an improvement in self-esteem (Coopersmith); 2) there were differences between the interventions group and individual; 3) the participants continued to feel that the intervention had had an influence on their lives and their problems and, 4) participants felt that the intervention should continue to be implemented in the same way or should be modified. The study was carried out on a sub-sample of 39 women randomly selected from a total of 135 who had participated in the intervention and were evaluated after four months. The study was designed to compare a group condition (GC) with an Individual Minimum Condition (IMC), with pre- and post-treatment (15 days in the GC and one month in the IMC) and follow-up evaluations (4 month and 2 years in both of them). The GC consisted of six two-hour group sessions, organized around the educational material entitled Is it difficult to be a woman? A Guide to Depression, while the IMC consisted of an individual orientation session on the use of this educational material. A Multiple Analysis of Variance (MANOVA) was carried out to evaluate the effectiveness of the model on depressive symptoms (CES-D). No significant differences were found between the GC and IMC, although differences were found over time. In this respect, subsequent analyses show that depression symptoms significantly increased between the four-month and two-year follow-up although the latter did not exceed pre-treatment evaluation levels. The MANOVA for self-esteem showed similar results: a lack of difference between the interventions yet differences within the groups. In this case, subsequent analyses showed a slight reduction in self-esteem at two years, although the latter continued to be significantly higher than at the pre-treatment stage. The evaluation of the intervention itself showed that a similar percentage to the latter (80%, 63%) continued to feel that the intervention had had a great influence on their lives and problems. The reasons they gave for this were that they understood their problems and were able to cope with them better, their mood had improved, they had changed their way of thinking and knew themselves better and were more accepting of themselves. Ninety per cent felt that the intervention should continue to be implemented in the same way. Among the reasons they gave were: the freedom to express themselves (in GC & IMC), the group interaction (GC), the work of the facilitator (GC) and the orientator (IMC) and the fact that the guide helped them with their problems (IMC). Although the study concludes that both interventions proved effective in reducing depressive symptoms in the short term and improving self-esteem in the short and long term and regarding the participants’ satisfaction, there are certain methodological limitations as to the lack of a control group, the rejection of the interview by some women and the size of the sub-sample, that are discussed.
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