Ya sabemos a qué ha ido don Felipe González al Lejano Oriente. Ha ido en busca de la solución de la regadera. O sea, que don Felipe González está como el jardinero de la Fornarina, con la regadera en la mano. "Ande, don Felipe, tráigase la regadera para acá y échele un chorrito al jardín de la economía, que anda mustio y ruin y no parece sino que todo se hubiera convertido en bonsais".
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