París, Francia
Todos sabemos que la ceremonia del Fuego Nuevo se realizaba en el mundo náhuatl cada 52 años. Esta idea se ha venido repitiendo desde hace cinco siglos. En este concierto unánime, sin embargo, se alza la voz de un autor especialmente importante, Hernando de Alvarado Tezozómoc, quien afirma que la ligadura —el hecho de juntar dos ciclos de 18 980 días— no se hacía cada 52 años, sino cada 73, lo que establece una relación directa con el tonalpohualli, “la cuenta de los días, los destinos”. En las siguientes líneas examinaré las razones que llevaron a Tezozómoc a expresarse de esta manera y mostraré que esta afirmación puede entenderse mejor si se sitúa en el marco global del tonalli, “destino”, un mundo que se opone al del ilhuitl, “día”. Al hacerlo, descubriremos varios rasgos de oposición entre ambos y, en particular, cómo los ciclos que dan lugar a una ligadura deben estar atados, en el caso del primero, mientras que, en el segundo, el vínculo entre cada año se logra mediante el acto de asir el actual con el siguiente. Asimismo, veremos que estos dos espacios de tiempo intersticiales dan lugar a la atribución de nombres diferentes. Para explicar todo esto, se propondrá una tipología de la noción de año que distingue entre años-tonalli y años-ilhuitl.
We all know that the ceremony of the New Fire took place in the Nahuatl world every 52 years. This is something that has been repeated for five centuries. In this unanimous concert, however, the voice of a particularly important author rises, that of Hernando de Alvarado Tezozómoc. He does not say that the ligature (i.e. the merging of two cycles of 18 980 days) was made every 52 years, but every 73 years, thus establishing a direct relationship with the tonalpohualli, “the count of days, the fates”. In the following lines I will examine the reasons that led Tezozómoc to express himself in this way and I will show that this phrase can be better understood if it is placed in the global framework of the world of the tonalli, a world that is opposed to that of the ilhuitl. In doing so, we will discover several features of opposition between the two worlds and particularly how the link between each year is ensured by the fact of “grasping” the next, while the cycles that give rise to the ligature must be tied, and we will see that these two interstitial time spaces yield space to the attribution of different names. To explain all this, a typology of the notion of year will be proposed that distinguishes between “tonalli-years” and “ilhuitl-years”.
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