En la propaganda electoral de este país todavía no han sacado a la chica de los membrillos. La atracción inevitable del desnudo lo reserva la publicidad para el "frescor salvaje del Caribe", para los perfumes de tentación y para esos fetiches eróticos de los que trata el príncipe Carlos en sus conversaciones amorosas con doña Camila, o sea, los tampax. Ahora, la jalea "Don Quijote" ha sacado a la chica de los dos membrillos.
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