Desde la incursión ucraniana en la región de Kursk el pasado agosto, las posturas de los dirigentes occidentales han divergido de forma patente: Berlín ha anunciado que reducirá el volumen de su ayuda militar, mientras que Londres y Washington han autorizado a Kiev a disparar misiles de corto alcance sobre territorio ruso. Y el Kremlin, ¿cómo percibe estos acontecimientos?
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