Las relativas imprecisiones e inestabilidad del concepto de soberanía encuentran en la historia contemporánea y en la coyuntura actual nuevos factores de complejización y de comprensión explicativa. El Estado moderno es sustancialmente un Estado soberano. El sistema de los Estados soberanos se vio afectado por una crisis particularmente grave con las dos grandes guerras mundiales. Se percibe la extraordinaria concentración del poder político-militar en manos de organismos supranacionales que reducen sensiblemente las prerrogativas soberanas de los Estados nacionales. En la presente coyuntura el proceso de globalización ha cuestionado seriamente la originaria concepción del mundo occidental sobre la soberanía y su alcance. Es generalizada la afirmación —discutible en sí— de que los Estados se ven «imponentes» («¿Estado imponente?») para hacer frente a los problemas del gobierno global, entrando en crisis el Estado-nación y la teoría del Estado moderno. Pero también concurriendo con un movimiento de signo aparentemente distinto, consistente en la emergencia de identidades, gobiernos locales y deconstrucción interna del Estado-nación. Lo que parecería estar emergiendo es la relativa pérdida de peso, poder, del Estado-nación dentro del ámbito de la soberanía «compartida» y diferenciada que caracteriza al escenario de la política mundial actual. Aunque una visión simplista es inaceptable, pues la globalización no es independiente de los Estados nacionales que la impulsan, lo que, sin duda, ha determinado un nuevo papel del Estado en el escenario global. De hecho la hiperglobalización de las últimas décadas ha sido impulsada deliberadamente, desde su origen, por los grandes Estados de potencia mundial, señaladamente Estados Unidos E incluso actualmente se aprecian ciertas tendencias innegables hacia un retroceso de la hiperglobalización neoliberal con el retorno de más poderes efectivos para los Estados nacionales más avanzados y un proceso de globalización menos absorbente.
The relative imprecision and instability of the concept of sovereignty find in contemporary history and in the current situation new factors of complexity and explanatory understanding. The modern state is substantially a sovereign state. The system of sovereign states was affected by a particularly serious crisis with the two great world wars. The extraordinary concentration of political-military power in the hands of supranational organizations was perceived, which significantly reduced the sovereign prerogatives of national States. At the present juncture, the process of globalization has seriously questioned the original Western conception of sovereignty and its scope. There is a widespread assertion - debatable in itself - that states are becoming “imposing” (“imposing state?”) to deal with the problems of global governance, bringing the nation-state and the theory of the modern state into crisis. But also concurring with a movement of apparently different sign, consisting of the emergence of identities, local governments and internal deconstruction of the nation-state. What seems to be emerging is the relative loss of weight, power, of the nation-state within the realm of “shared” and differentiated sovereignty that characterizes today’s world political scenario. Although a simplistic view is unacceptable, globalization is not independent of the nation-states that drive it, which has undoubtedly determined a new role for the state on the global stage. In fact, the hyperglobalization of recent decades has been deliberately driven, from the outset, by the major world power states, notably the United States. And even today there are certain undeniable trends towards a reversal of neo-liberal hyperglobalization with the return of more effective powers to the more advanced nation states and a less absorbing globalization process.
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