El imaginario popular asegura que los mayas creían que el mundo se acabaría en 2012. Probablemente no sea así, pero en economía la cosa se presenta casi igual de complicada. Si en septiembre la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, advertía de que entrábamos en una “fase peligrosa”, ahora habla abiertamente, cara a 2012, de la posibilidad de caer en una Gran Depresión, similar a la de los años 30. Todas las previsiones para este año se han revisado a la baja, tanto las referidas a la economía mundial, incluidos países emergentes como Brasil o China, como, y sobre todo, de Europa. Pese al paso adelante aprobado en la última Cumbre y a la inyección de liquidez del BCE, la UE se enfrenta al riesgo de una nueva recesión, de la mano de Francia, Italia y una Alemania que frena en seco
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