Barcelona, España
Hace varias décadas (no menos de tres) se viene repitiendo que el mundo occidental (más que cualquier otro) tiene un problema, que lo es porque afecta a su capacidad para disuadir y, llegado el caso, combatir en una guerra. ¿Aguantarían, nuestras sociedades, la llegada masiva de ataúdes -o bolsas de plástico- con los cadáveres de nuestros seres queridos? ¿Tenemos la misma resiliencia que nuestros enemigos -reales o potenciales-? ¿Podemos competir con ellos, aunque dispongamos de magnificas tecnologías? Y, si nos atrevemos a hacerlo, a ciegas, sin reflexionar acerca de lo que propongo en este análisis… ¿Cuánto tardarán los votantes occidentales en castigar, en las urnas, al atrevido líder que se pase de temerario?
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